A veces resulta difícil
cerrar puertas aun sabiendo que al cerrarlas se abren otras nuevas. No es fácil
despedirse del pasado aun sabiendo que el futuro está queriendo abrir sus alas.
Llevamos patrones fijados a fuego sobre
nuestras almas, son buques insignia que
atraviesan los mares de nuestra inconsciencia dirigiendo nuestros destinos. Navegamos por mares desconocidos sin perder de
vista la luz de los faros que resplandecen fuertes en los litorales de nuestra existencia.
A veces resulta difícil
cerrar puertas porque pareciera que ya hicimos el cambio, sin embargo potentes
e invisibles telas de araña siguen aferrándonos
al pasado impidiéndonos vivir plenamente el presente. Somos como un iceberg
flotando en las aguas, pareciera que la parte
que sobresale es la única que existe, sin embargo, la que no se ve es la que
dirige nuestras vidas. En ella están nuestros dones y talentos pero también nuestros
grandes impedimentos.