18 de septiembre de 2018

Luna, Venus y Marte en nuestras vidas



Cuando empecé a estudiar  astrología, hace ya algunos años, mi objetivo era  (sigue siéndolo todavía) mi propio redescubrimiento, quería entenderme, conocer cómo y por qué fluctuaban mis emociones y el poder que tenían sobre mí. Desde entonces no he parado, sigo investigando el efecto que tienen los astros  sobre cada una de nosotras.
La Luna y Venus son dos planetas que tienen mucho que ver con lo femenino. Mientras que la luna  es nuestro refugio, nuestro alimento, también es el principio receptivo, es lo que se adapta y da forma como el agua en un recipiente.  Son también las tendencias,  las necesidades y dependencias...etc. Venus es el arquetipo de la mujer amante sin complejos, prejuicios ni dependencias. Ama porque quiere, disfruta de los sentidos y se entrega al momento que experimenta.  Representa la independencia emocional y sexual. Es el erotismo, la seducción y el amor independiente.
Tomándome a mí misma como ejemplo, os diré que me he peleado mucho con estos dos planetas. Me ha llevado un tiempo comprender que el verdadero amor no se puede comprar, no tiene límites, ni poseedores, pero  lo podemos manipular y convertirlo en una especie de  sucedáneo para malvivir con él. ¿Cuántas veces nos hemos quedado atrapadas en un “amor “ que no puede dar más de sí? ¿Cuántas veces nos hemos sentido que dependemos de alguien?  o ¿Cuántas veces hubiéramos querido salir corriendo de una relación? Sin embargo, el miedo nos ha impedido  tomar el control  de nuestras vidas y vamos posponiendo nuestras decisiones  sin querer  responsabilizarnos de nuestros actos.  Sentimos  la pasividad  e incapacidad de ser una con nosotras mismas, nos agarramos a nuestra pareja de turno, como si nos fuera la vida en ello y  si la separación se produce, la frustración y el sufrimiento se adueña de nuestra vida.
Con la luna aprendí a manejar mis dependencias emocionales,  fui consciente de miedos ocultos que saboteaban mi cotidianidad. Venus me enseña constantemente a ser cada día un poco más libre, a quererme  y aceptarme como soy. Es la diosa de la alquimia capaz de renovar nuestras vidas cada vez que reconocemos en nosotras, esa maravillosa capacidad de embellecer aquello, sobre lo que ponemos nuestra atención, o  cada vez que nos sentimos libres y llenas de nosotras mismas.
Estas dos maestras   me han enseñado a respetar a esa mujer autónoma y libre que hay en mí, a no posponerme y si lo hago a ser sincera conmigo misma. He aprendido que el sufrimiento es parte de la vida pero que no tiene demasiado sentido alargarlo más de lo debido. He aprendido a que el amor va mucho más lejos que la atracción, pero que la seducción es parte del juego y hace que me sienta viva y magnética.
Marte y Venus el baile de lo masculino y lo femenino,  la conquista y el ser conquistad@. Ambos planetas están invitados a entenderse para danzar al mismo ritmo. Marte nos estimula a sacar la fuerza y el impulso, la pasión y la intensidad para vivir y disfrutar al máximo y como no,  del sexo. Vivir sin pasión hace que nada tenga sentido, que nuestro barco vaya a la deriva y sin rumbo.
Es hora de recuperar el timón, de agarrarlo bien fuerte para navegar hacia nosotras mismas. Es hora de bailar, el baile de la vida.

Mai