24 de noviembre de 2016

Los derechos de los animales

 
eskubideak
Animalien eskubideak

Animaliek eskubideak dauzkate eta bizia esplotazio eta sufrimenturik gabe bizitzea merezi dute, horretarako umeak txikitatik hezitu beharko genituzke, hauek maitatu eta errespetatzen ikastera. Egiten duguna etikoa den pentsatu beharko genuke eta beraienganako dauzkagun balioak koherenteak diren ala ez. Kontua ez da inor konbentzitzea, integratzea baizik. Horretarako aldaketa legalak beharrezkoak direla uste dut, baina ez lukete ezertarako balio izango ez badago kontzientzia sozialik. Oraindik lan asko daukagu egiteko, baina konpromezua eta edukazioa faktore oso garrantzitsuak dira animalien esplotaziorik gabeko mundu batera iristeko. Mundu arduratsuago eta helduago batera.

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Los animales han formado parte de mi vida desde que nací. Mis recuerdos se remontan muy atrás en el tiempo cuando todavía era una muy pequeña y cada noche  mi padre ordeñaba  las vacas mientras hablaba tranquilamente con ellas. El ambiente de la cuadra era profundamente relajador, la luz tenue, el silencio y un olor muy peculiar daban un aire de distensión y relax donde se daban cita todos los animales incluidos los perros y los gatos.   
Fueron los primeros que me hablaron de la muerte, el duelo y el desapego mientras lloraba desconsoladamente en una esquina por la pérdida de alguno de ellos. Los que me consolaron en mis momentos de tristeza. Los que    me enseñan a vivir en el presente porque para ellos ni el pasado ni el futuro tienen importancia. Los que me muestran  la empatía y  una increíble lealtad hacia los humanos. Los que me cantan desde lo alto del árbol  “vuela y sé libre”. Los que,  pase lo que pase, siempre siguen adelante   sin guardar rencor  y los que  me   demuestran una infinita gratitud.
A pesar de que los animales de mi infancia estuvieron  bastante bien tratados siempre me llamó mucho la atención el perro que estaba atado en la cadena, la antipatía de mi madre por los gatos, algún cazador de la familia, animales que se utilizaban para algunos trabajos, las carreras de burros  y la sokamuturra en las fiestas...etc.    Nunca entendí  que los humanos fuéramos de primera clase y los animales de segunda. En mi mente nunca existió esa división sino el mismo derecho a la existencia y al respeto. Sin embargo la realidad es muy distinta porque queremos a unos pero nos comemos a otros, amamos a unos pero somos muy crueles con otros, compramos mascotas y las abandonamos cuando crecen, les enjaulamos a capricho o les metemos en zoos buscando mil  justificaciones sin sentido.

Los animales tienen derechos y merecen vivir la vida sin sufrimientos y sin explotación. Se debería educar a los niños desde la más tierna infancia a quererlos y respetarlos porque desarrollarían un comportamiento responsable hacia todo ser viviente. Debemos reflexionar si lo que hacemos es ético, preguntarnos si nuestros valores hacia ellos son coherentes porque no se trata de convencer a nadie sino de integrar en el fondo de nosotros mismos que ellos son parte de la vida y no nos pertenecen, por esta razón, creo que los cambios legales son necesarios pero de nada sirven si no hay conciencia social. Tenemos mucho que hacer  pero  creo que la educación y el compromiso son factores importantes para el avance  hacia un mundo sin explotación animal, hacia un mundo más responsable y mejor.  
Mai