Animaliek
eskubideak dauzkate eta bizia esplotazio eta sufrimenturik gabe bizitzea merezi
dute, horretarako umeak txikitatik hezitu beharko genituzke, hauek maitatu eta
errespetatzen ikastera. Egiten duguna etikoa den pentsatu beharko genuke eta
beraienganako dauzkagun balioak koherenteak diren ala ez. Kontua ez da inor
konbentzitzea, integratzea baizik. Horretarako aldaketa legalak beharrezkoak
direla uste dut, baina ez lukete ezertarako balio izango ez badago kontzientzia
sozialik. Oraindik lan asko daukagu egiteko, baina konpromezua eta edukazioa
faktore oso garrantzitsuak dira animalien esplotaziorik gabeko mundu batera
iristeko. Mundu arduratsuago eta helduago batera.
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Los animales han
formado parte de mi vida desde que nací. Mis recuerdos se remontan muy atrás en
el tiempo cuando todavía era una muy pequeña y cada noche mi padre ordeñaba las vacas mientras hablaba tranquilamente con
ellas. El ambiente de la cuadra era profundamente relajador, la luz tenue, el
silencio y un olor muy peculiar daban un aire de distensión y relax donde se
daban cita todos los animales incluidos los perros y los gatos.
Fueron los
primeros que me hablaron de la muerte, el duelo y el desapego mientras lloraba
desconsoladamente en una esquina por la pérdida de alguno de ellos. Los que me
consolaron en mis momentos de tristeza. Los que me enseñan a vivir en el presente porque
para ellos ni el pasado ni el futuro tienen importancia. Los que me
muestran la empatía y una increíble lealtad hacia los humanos. Los
que me cantan desde lo alto del árbol “vuela
y sé libre”. Los que, pase lo que pase,
siempre siguen adelante sin guardar rencor y los que me
demuestran una infinita gratitud.
A pesar de que los
animales de mi infancia estuvieron bastante bien tratados siempre me llamó mucho
la atención el perro que estaba atado en la cadena, la antipatía de mi madre
por los gatos, algún cazador de la familia, animales que se utilizaban para algunos
trabajos, las carreras de burros y la
sokamuturra en las fiestas...etc.
Nunca entendí que los humanos
fuéramos de primera clase y los animales de segunda. En mi mente nunca existió
esa división sino el mismo derecho a la existencia y al respeto. Sin embargo la
realidad es muy distinta porque queremos a unos pero nos comemos a otros, amamos
a unos pero somos muy crueles con otros, compramos mascotas y las abandonamos
cuando crecen, les enjaulamos a capricho o les metemos en zoos buscando mil justificaciones sin sentido.
Los animales
tienen derechos y merecen vivir la vida sin sufrimientos y sin explotación. Se
debería educar a los niños desde la más tierna infancia a quererlos y
respetarlos porque desarrollarían un comportamiento responsable hacia todo ser
viviente. Debemos reflexionar si lo que hacemos es ético, preguntarnos si
nuestros valores hacia ellos son coherentes porque no se trata de convencer a
nadie sino de integrar en el fondo de nosotros mismos que ellos son parte de la
vida y no nos pertenecen, por esta razón, creo que los cambios legales son
necesarios pero de nada sirven si no hay conciencia social. Tenemos mucho que
hacer pero creo que la educación y el compromiso son
factores importantes para el avance hacia un mundo sin explotación animal, hacia un
mundo más responsable y mejor.
Mai