El
verano se acaba y pronto llegará el otoño. Todavía con un ritmo lento y con la
relajación de la época estival a cuestas, empezamos a desperezarnos antes de meternos en
la rutina diaria. Quizás, no todos hayan tenido el tiempo necesario para
ajustarse al ritmo vertiginoso de las largas
jornadas laborales, (muchas tediosas). A
estos últimos, mucho ánimo.
Agosto ha estado
marcado por dos eclipses, un de luna y
otro de sol. El eclipse de luna en Acuario tocó la puerta de nuestras viejas heridas que
“parecían” curadas y sin embargo solo se habían cerrado en falso. Buen momento para soltar estructuras e ideas
fijas que tanto daño nos hacen. Quince días más tarde, concretamente el 21 de
agosto, vendría el eclipse total de sol (a 29º de Leo), que se pudo ver en América
y donde la influencia ha sido más fuerte…no hay más que ver los últimos
desastres de los huracanes y terremotos.
Durante unos minutos la luz dio paso a la oscuridad, haciendo emerger los miedos escondidos de todo ser vivo. La tierra está viva, es conciencia manifestada que experimenta, tiene alma y evoluciona como cualquiera de nosotros. Ella sabe que es nuestro hogar y que dependemos de ella pero tiene miedo, igual que lo tenemos cada uno de nosotros cuando no medimos las consecuencias de nuestra propia ignorancia y arrasamos con todo, como lo está haciendo ella en el Caribe.
El eclipse de sol
se ha dado en Leo, por lo tanto, el
descubrir nuestro centro como seres poderosos que somos, asumiendo nuestra
responsabilidad de existir y potenciar nuestro ser creativo, descubriendo nuestros dones y talentos para entregarlos
a la vida, son los puntos más importantes que
cada un@ deberá mirar dentro de su corazón.
A las pocas horas de producirse el eclipse, el sol entró
en Virgo (estará hasta el 21 de Septiembre). Es el tiempo de los pequeños
detalles, de esos momentos en los que un@ mira las pequeñeces del corazón, del orden y de la humildad dentro de nuestra
responsabilidad de existir…Es tiempo de profundizar en nuestras incoherencias, en
nuestras manías, en hábitos instaurados que repetimos hasta la saciedad. Es
buen momento para reflexionar y tomar conciencia de quien somos, de mejorar y
pulir la comunicación entre nuestros
semejantes, de soñar y dejar que las
cosas ocurran.
Por otro lado, Mercurio
acaba de entrar en Virgo y por fin ha
salido de su retrogradación, aunque todavía en periodo de sombra retoma, poco a
poco, su normalidad. Esto quiere decir que necesitamos comunicarnos con nuestro
lado más sombrío y ser respetuosos con nosotros mismos para serlo con los
demás, en vez de reaccionar desde nuestros instintos más básicos.
Así mismo, Mercurio
en Virgo nos muestra nuestro lado más práctico, comunicativo y una acusada
capacidad de discernimiento, así como una tendencia a una mente más clara.
Cuidado con las exageraciones analíticas, no vayamos a caer en las obsesiones…
Y para
terminar, hace unos días Marte entró, también,
en Virgo. Esto es un poco más complicado porque Virgo es un signo paciente y de
servicios mientras que Marte es el caballo de batalla, el guerrero que quiere conquistar
pero que sin discernimiento se convierte en obcecación y dar vueltas sobre lo
mismo. Esperemos que signo y planeta nos
ayuden a llevar a cabo proyectos que requieran de logística y pasión. ¡Y que mayor proyecto que el de Ser Conciencia Eterna!
Son cambios,
grandes cambios para que esta sociedad fragmentada y caótica pueda despertar de su letargo. El
individuo y el colectivo, el efecto de uno en su comunidad y en la Humanidad. Todo afecta a todo.
¡Que la luz guie nuestros pasos!
Mai