Te
coloqué en el pedestal de mi vida pero hoy ese pedestal se ha caido
y se ha roto en pedacitos. Te coloqué en lo más alto de mi, te
seguí y te admiré, fuiste mi referencia durante mucho tiempo.
Pero hoy, he abierto el abanico de mi experiencia y he visto más
allá de lo que nunca pude ver. Hoy, veo tus sombras más claras que
nunca, tus miedos escondidos bajo mil sonrisas y tus dudas entre las
nieblas de tus decisiones.Te coloqué muy arriba sin darme cuenta
que lo que deslumbró mi corazón estaba oculto en mi y, que ahora,
lo veo y lo reconozco gracias a ti. Recogeré los trozos rotos, y
soplaré para que el viento se los lleve allí donde el alma vuela
libre y tranquilo, allí donde no existen pedestales ni temores,
para que un suspiro de aire me traiga de vuelta el brillo de tus
ojos y el aroma de las rosas de tu jardín que tanta belleza han dado
a mi vida. Gracias por estar siempre y ser el aire fresco que
enternece mi alma.
¿Por qué nos atrevemos a poner a alguien en un pedestal? Es porque no nos conocemos. Porque si nos conociéramos sabríamos cómo somos y de qué somos capaces de hacer. Y por tanto, sabríamos a qué atenernos en cuanto al comportamiento, en cuanto a la relación de las personas.
ResponderEliminarPor eso, es preciso el conocernos. Porque si nos conocemos, conocemos también al resto de la humanidad.
......Tal vez porque estamos hechos de patrones muy sólidos y cambiar quiere decir aceptarnos como somos para ir cambiandolos a simetrias constructivas.
ResponderEliminar