Cuando el sol interno se esconde, los nubarrones campan a
sus anchas en el cielo de mi vida. Los colores dejan de brillar y el
invierno se cuela por los poros de mi
piel. Los paisajes de mi mente se oscurecen y los árboles, en otros momentos
frondosos de ilusiones, se ven desnudos y tristes. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde se
fue la alegría de ayer? El día se ha
convertido en una pesada carga y me
falta el ánimo para seguir… Sin embargo, el dulce aliento de un ángel ha limpiado
las oscuras nubes de mi cielo. Ahora, el sol brilla en lo alto hasta que una nueva tormenta aceche de nuevo el
horizonte…Pero una cosa he aprendido: a valorar más los momentos en los que el
sol ilumina mi camino.
Mai
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