Había una vez un
corazón muy triste. Su pena era tan
grande que una oscura coraza le abrazó muy fuerte. Paso el tiempo hasta que muy cansado de esconderse
tras el frío caparazón, se encontró con un corazón pleno y rebosante de
alegría. Intrigado, le preguntó:
— ¿Podrías
ayudarme? Llevo muchísimo tiempo sin sentir la vida y ni siquiera me acuerdo por qué llevo esta armadura.
Sin embargo, tú estás lleno de energía y rebosas entusiasmo. Por favor
¡enséñame a ser como tú!
Había llegado el momento de liberarse de
aquella fea envoltura. El corazón triste había experimentado suficiente desamor
como para saber que aquel no era el
camino.
—Te enseñaré
a liberarte de esa coraza,
pero tendrás que confiar en mí. —le
dijo el corazón alegre—
—Sí, haré lo que
tú me digas —respondió el corazón triste—
—Vas a pronunciar
estas palabras: “Aham Brahmasmi” de continuo, hasta que la coraza empiece a
ceder —dijo el corazón alegre—
El corazón triste
repitió y repitió sin descanso las dos palabras, no sabía lo que significaban
pero estaba seguro de que podía confiar en su amigo. Súbitamente, la coraza empezó a ceder. — ¡Puedo moverme! —Gritó
una y otra vez—. Por fin, el aire y el
brillo del sol se filtraron en su interior.
—Has hecho un
buen trabajo amigo pero todavía no es suficiente —le dijo el corazón
amable—. Ahora vas a imaginar un loto blanco y simplemente lo vas a
observar.
El corazón triste
intentó imaginar un hermoso loto, pero
fue una tarea difícil que le llevó mucho tiempo. Hasta que un día lo consiguió. Estaba absorto contemplando la bella flor… ¡era tan hermosa!, tenía
grandes hojas verdes-azuladas que flotaban en el agua y los blancos pétalos
sobresalían en el extremo del tallo. Continuó
observándola sin ninguna intención. De pronto,
el llanto inundó sus ojos
humedeciendo la vieja armadura. Ésta, al contacto con las lágrimas, cedió un
poquito más. Súbitamente, una intensa luz brotó del loto envolviéndole
completamente. En ese mismo instante, la coraza cayó ocupando su lugar un amor desbordante.
Desde ese
instante caminó sabiendo que la luz más hermosa está en el presente.
Mai
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